PINTANDO LA LUZ: Vacaciones en Portugal (Iª parte)

Ahora, cuando estoy escribiendo este post, y ya preparando y mirando y volviendo a mirar dónde y cómo pasar algún puente que se nos presenta por delante, se me hacen lejanos ya estos días...siempre tarde, pero es la forma de disfrutarlo dos veces, ¿no?

Y llegaron unos días de vacaciones y nos llegó la "necesidad" de volver al mar. Ese mar que tan lejos nos queda, miremos hacia donde miremos.
Comenzamos a trazar líneas, a contar kms y la opción más cómoda era mirar hacia Portugal, en línea recta, claro.
Y así hicimos!!! Miramos, medimos, volvimos a mirar y nos encontramos con Viana do Castelo. Un pueblecito muy al estilo "gallego" algo que nos encantó.
Podéis ver información si pincháis AQUÍ.
El viaje fue más corto de lo que habíamos previsto, ya que al llover casi todo el tiempo (sí, ya sé, la lluvia nos ha perseguido este año casi siempre), no hicimos más que las paradas necesarias por los peques.
Aún así, al llegar a Viana, nos perdimos y tardamos casi dos horas, en encontrar nuestro alojamiento, la "Quinta do vale do Monte". Menos mal, que esta casa rural, compensó esas dos horas buscándola!!!
Tanto sus habitaciones, como su casa con dos dormitorios, están cuidadas al máximo. Podéis ver todo lo que ofrecen AQUÍ, y seguro que se adapta a vuestras necesidades.
Tanto Luis, su dueño, como su madre, ayudaron a que la estancia fuera lo más placentera y cómoda posible. Nos indicaron varios lugares para visitar y cualquier pregunta siempre fue atendida debidamente.
Viana do Castelo es un pueblecito costero, al Norte de Portugal, con el temperamento del Atlántico azotando sus costas. Y desde luego, en estos días, el Océano estaba algo enfadado. La mayor parte de los días, llovió pero eso no fue ningún impedimento para que todo el clan, recorriésemos todo lo que pudimos de este pueblo. A estas alturas, prácticamente ya sin turismo , lo hizo especialmente tranquilo, algo que buscábamos.
Sus costas y sus playas, son lo mejor para no perderse, aún con bruma y lloviendo.

Días de andar, subir, bajar, jugar...de no parar. Y además, con gusto!!! Estuvimos cuatro días y se nos hicieron muy muy cortos, pero nos dejaron un sabor de boca estupendo!!!

Comimos en los restaurantes que había cerca de nuestro alojamiento, y la comida, estaba toda riquísima!!! Eso sí, acompañada siempre por alubias negras, que probarlas, las probamos siempre.

Los desayunos en la casa rural, una auténtica delicia!!! Nunca he desayunado tanto en mi vida, pero todo colocado con mimo, todo riquísimo sobre todo la variedad de panes para tostar...mi perdición.