E hicimos las calabazas, cogimos hojas del bosque (lo más divertido, he de reconocerlo) y preparamos unos esqueletos con bastoncillos la mar de originales (gracias al sr Facebook que nos orientó un poco en esta preparación, ¿verdad, Ana?).
Y como ya no había tiempo ni imaginación (creo que la gasté toda en los trabajos manuales preparando los huesitos), tuvimos que salir el día de antes a comprar (esto lo odio, pagar por semejantes trapos) los disfraces para el día H.
Y allí llegué, mejor dicho, llegamos al mediodía, con "la muerte", con "un esqueleto con sangre" y con "un diablo" pequeñito, eso sí, pero diablo.
Dicho así, sin pensar en nada más, da escalofríos...uysss!!!
Pero nuestros disfraces tuvimos que hacerlos menos tétricos para que no dieran miedo y los suavizamos...disfrazándolo todo de "fiestuki" con mucho color. Nada que ver con lo que realmente parece que es, que yo todavía no me he enterado mucho de porqué se tiene que "celebrar" el día de los muertos. Es una contradición, ¿no?
Pero quitándole la parte más triste a esto (osea, quitándole todo), los mosqueteros se vistieron con los disfraces la mañana del 1 de nov durante media hora, tiempo necesario para hacerle unas pocas de fotos, y después tenían en mente que esto no era divertido y que mejor, se ponían su ropa y los patines, que eso sí que molaba más y nos dejábamos de tonterías.
Así que así pasó H, sin pena ni gloria , con disfraces pero sin disfrazar, con huesitos y velitas y con patines, eso sí, los patines imprescindibles.
O buscamos un disfraz con patines para el año que viene, o mejor, esto lo olvidamos, de momento.
Lo que más les gustó, que por la noche vinieron unos niños llamando al timbre y le pudieron dar las calabazas con gominolas. Menos mal!!!
Aún así, fotos, fotos, poquitas fotos de "la muerte" más linda que se verá, de un esqueleto con sangre guapísimo y de un diablillo con cara de ángel delicioso.
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